Doblamos la esquina... y aparece él.
Nos sentamos y el cruza a lo lejos... hacia mí.
Me pongo de pie y lo tomo del brazo. Caminamos escapando.
Doblamos la esquina, yo, llevándolo de la mano... sentía sus pasos tras de mí.
El corazón me palpita rápido... fuerte... al igual que sus pasos danzantes.
"Perdón amor" y me imaginé de pie junto a él, sin saber que decir.
Seguimos caminando... riendome nerviosa frente a su cara sin expresión, para mí. No era como la de él, que siempre tenía alguna.
Algo hablaba.
Yo miraba hacia atrás con disimulo.
El corazón se me sale.
Damos vuelta la manzana... algo hablaba.
Lo veo trás un árbol.
Reconozco su silueta.
Se mueve a medida que avanzo... se oculta.
Yo reía nerviosa, cada tanto, cuando me daba cuenta del enloquecedor ritmo de los sucesos. Mareantes... Como si fueran a próposito.
Y él, saliendo de la puerta de en frente.
Saluda tranquilo. Envidio su tranquilidad.
Ambos se miran, o al menos eso me parece.
Los segundos son gigantes... monstruosos.
Vuelve a hablarme. De reojo veo como se marcha.
"no te vayas"
ME besa y se va.
Tiemblo.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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2 comentarios:
Curioso tu cuento... ¿de quien te estás fugando? Saludos!!
Un beso en la penumbra...
Penumbra... tengo una canción con ese nombre. Y ya ves que en esas ando, más que escribiendo por aqui.
Como estás? Qué tiempos!! Y qué curioso que ande yo por aquí de madrugada.
Casualidad no es, y por algo es.
Qué tejes? Donde andas? Todo bien?
Ojalá que sí. Y no importa cuánta red social aparezca. Siempre habrá alguna forma de seguir mandando señas, sólo queda hacerlo...
Y más, hay que vernos un día, si no andas más allá de los Andes.
Cuidate mucho, un gusto saber de ti. Un beso.
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