viernes, 15 de agosto de 2008

Yo - Tú - Él - Nosotros - Vosotros - Ellos...

Ella caminaba mirando el suelo... casi ida.
Él caminaba a su lado, riéndo solo... de vez en cuando la miraba y reía mas aún.
Ya casi no llovía. Desde hacía unos minutos caía una que otra gota, suave... de esas que solo se perciben en las pozas... o en los focos amarillos. Sobre todo tan de noche como era.
La luz era poca, los árboles grandes y las casas antiguas. En realidad, era un barrio antiguo.

***

Ella tenía una risa incómoda, pensaba en cómo decirselo. En si debía decirselo... en que quizás ese era el momento, pero no se atrevía, él había sido tan bueno (mas de lo que ella kería incluso), tan perfecto, que le parecía casi cruel decir lo que había estado pensado (desde la segunda vez que lo vió). Buscaba alguna excusa sutíl. Él tenía una una risa nerviosa, risa que traducía toda una semana de extrañarla, de querer abrazarla, de querer preguntar lo que quería hace tanto. De si ella kería ser su...

Torpemente él preguntó: ¿Podría presentarte como mas que mi "amiga"?

silencio.

¿Te gustaría?

Ella solo se rió: Es como una película francesa... eso fué lo único que dijo.

***

Pensaba, incómoda, que responderle. Cómo decirle que en realidad toda la semana busqué excusas para no verlo. Y ahí estaba, con él, para al fin poder decirle que sería la última vez que me vería. Qué ahí estaba, con él, solo porke debía decirselo en persona y no por algún medio lejano. Solo estaba ahí por eso. Y el me seguía mirando... y se reía. Y yo también.
Yo tenía una risa incómoda.
Él tenía una risa feliz...

***

Era relativamente tarde. Ella conversaba y reía con un grupo de amigos de él. Se reía. Todos reían, cantaban algunos. Él, callado, sentado, movía sus manos como batería en las rodillas.

***

Ella se sentía cómoda... cómoda hasta que se acordaba de él. Él a veces la miraba sonriendo, pero ella parecía no verlo. Él no hablaba... y solo pensaba en que quería estar a su lado.

***

Cuando me iba a sentar con él, el silencio me aburría, casi me arrepentía de estar ahí... y su sonrisa siempre.
Él tenía una risa trankila.
Yo casi no tenía risa.

***

Salieron de la casa... él la abrazó y sostuvo el paraguas. Comenzaron a caminar. Llovía fuerte.

***

Ella mas que valor, sintió una obligación de decirlo.
Él sonreía nervioso, había querido caminar con ella abrazado toda la semana.

***

Empecé a hablar y él se fué poniendo serio. Colorado. Evitaba mirarme. Creo q nunca encontré la excusa perfecta. Los eufemismos se me caían... se me hacían pocos. Hasta que me dí cuenta que no estaba llegando a lo importante y él no estaba entiendo. Él era bueno, merecía eso por lo menos. Fuí sincera.

***
Me dijiste que entendías, que no me preocupara. Que kizás mas adelante... que a lo mejor después... te tiritaba la voz. Me dejaste en el colectivo.
Me fuí

Yo tenía una sonrisa trankila.
Tú no tenías sonrisa.

No te miré una última vez.
Tú...

miércoles, 6 de agosto de 2008

El acontecimiento "contestar el teléfono"

Cuando era chica y estabamos los tres en la cocina, mi papá, mi mamá y yo... a veces sonaba el teléfono. Mi mamá se detenía, mi papá se detenía, yo me detenía. Mis ganas de contestar eran infinitas... de saber quién sería el que llamaba. Aún sabiendo, que jamás era para mí.
Muchas veces me paraba en la puerta de la cocina mirando para el largo y oscuro pasillo, que daba al living, también oscuro. Mi mamá asumía que yo iría y seguía quizas revolviendo una olla, lavando algún plato o fregando la cocina. Siempre había algo que hacer ahí. Mi papá, parecía no inmutarse. Sentado siempre en el mismo puesto de la mesa: la cabecera. Que estaba hecha para él, tenía SU silla, SU cojín y el largo del mantel según a él le acomodaba. Yo me paraba en el escalón que separa la cocina del pasillo. Y me ponía nerviosa. Cada sonar me aceleraba un poco... y siempre alguna parte de mí esperaba que colgaran para no tener que enfrentarme a todo lo que venía. Pero nunca paraba y sonaba y sonaba. Siempre dudaba de que hacer, porque el solo pensar en atravesar el pasillo tan tan oscuro, tan largo, me daba terror.
Entonces, la mayoría de las veces, me lanzaba a correr por el pasillo sintiendo que el corazón se me iba a salir. Corría tapándome los oídos, con los hombros lo mas arriba que podía y solo levantaba una mano, la mano izquierda, mientras pasaba por al lado del interruptor de la luz que estaba a mitad de camino. Cuando alcanzaba a apretarlo, sentía un relajo tan grande. De acompañarme de luz. De iluminar en gran parte el living y ya poder soltarme un poco.

Otras veces, era tal mi desesperación por pasar rápido por el pasillo, que no alcanzaba a prender la luz y ahí era terrible, porke debía atravezar el living, también a oscuras, llegar a la pared que paraba mi corrida, prender la luz y correr hacia el teléfono.
Cuantas veces serían las que, de tanto vuelo que llevaba corriendo, llegaba a la pared a estamparme, golpeándome mas de una vez en las manos, los brazos o las rodillas.
Al pasar por la puerta que separa el pasillo del living, ya era tal la desesperación, que gritaba. Mas que nada porque un grito hacía menos tremendo el miedo. Hacía que viera menos las manos saliendo desde el pasillo... o viera menos al hombre sentado en el sillón, observándome.
Hacía menos chocante el entrar a un lugar de sombras, donde no sabía que iba a encontrarme. (o eso pensaba)
El grito me desahogaba.
Tanto, que llegaba muerta de la risa a contestar, no podía decir ni ''¿aló?'' porque las risas de desesperación, los nervios y la agitación de andar corriendo me impedían hablar.
Y a veces ni siquiera alcanzaba a levantar el auricular, porque cortaban antes.

Y ahí tenía que devolverme. Y lo peor. Volver a dejar apagada la luz. Y correr hacia la cocina.
Y muchas, muchas veces me tropecé con el escalón.

Pero no importaba, lo había hecho (por lo menos llegar al teléfono)

Si antes hubiera sido como estoy ahora, no salgo de la cocina.







... me da susto intentarlo.

martes, 5 de agosto de 2008

No kiero olvidarme ke me gusta esta canción
y no kiero olvidar de ke me acuerda tampoco.
Porke ahora no me acuerda a nada ni nadie, pero mas adelante, cuando la escuche
sabré perfectamente a kien me acuerda. Y lo bkn q se siente recordarlo.